Querido Padre,
Soy madre de 48 años y tengo dos hijos adultos. Mi hijo menor, en particular, hace muchas preguntas sobre la Iglesia Católica que no sé cómo responderle.
Está determinado que la Iglesia es rica y que el Papa debía de vender todo el oro y el arte en el Vaticano y alimente a los pobres con él. Él dice, que esto le haría creer que la Iglesia hace lo que "predica". He tratado de explicarle que el Papa personalmente no es rico y que la Iglesia no está "acumulando" oro y objetos de valor "solo por el valor monetario de ellos". Le he hablado sobre la tradición, pero me faltan formas de defender al Papa y a la Iglesia. Creo que él quiere creer, quiere las bendiciones de los Santos Sacramentos, pero está tan atascado en este tema que está ciego. ¿Hay algo que pueda hacer, un lugar al que pueda referirlo?
No hice tan buen trabajo al criar a mis hijos a través del programa completo de la doctrina; ninguno de ellos ha sido confirmado. Intento ayudarlos a través de la oración, no sé qué más puedo hacer. Ahora ya han crecido y deben ser conducidos, tal vez por la Intervención Divina, a volver a sus raíces. Mi remordimiento de conciencia por los errores del pasado no sirve de nada y estoy tratando de dejarlos en el pasado y concentrarme en el presente. ¿Puedes ayudar? Padre
Estimada,
En primer lugar, quiero afirmar que sentirse culpable por esta dolorosa situación es normal, pero no muy útil en este momento. En segundo lugar, aunque provoca angustia cuando tu hijo menor ‘hace muchas preguntas sobre la Iglesia Católica que no sé cómo responder’, quiero sugerir que sus preguntas pueden brindarte la mejor oportunidad para ayudarlos a ambos. Sus preguntas te dan una oportunidad dorada para decir: ‘Sabes, no creo que pueda responder a esa pregunta, buscaré algunas respuestas y te haré saber lo que descubro…”
Tu hijo ya sabe que no sabes todo, lo que no sabe es que estas dispuesta a admitirlo y entonces buscar las respuestas. Puedes demostrar que un buen católico es una persona que asume que la iglesia toma una actitud firme a preguntas serias y sinceras. Comienza con los recursos de tu parroquia, si eso no es suficiente ponte en contacto con la oficina de cancillería de tu obispo. Sigue adelante hasta que obtengas respuestas satisfactorias.
Ya sea que tu hijo ‘acepte’ o no las respuestas que lo satisfagan, haz comenzado el camino de convertirte en una católica informada. ¡Eso es algo que vale la pena hacer!
Paz y Amor,
P. Rob
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