San Patricio utilizó un trébol irlandés para explicar el misterio de la Santísima Trinidad que celebramos hoy. Como el Papa Francisco afirmó en su discurso del Angelus en la Plaza de San Pedro, es Jesús quien nos revela este misterio, él habla de Dios como padre, que hace a Jesús Dios (cf. Jn 10:30-33); y también nos hable del Espíritu Santo. Jesús nos habla de un Dios en tres personas. Para una explicación más profunda, podemos recurrir a varias ocasiones en el Catecismo de la iglesia católica:
La Trinidad es Una. No confesamos a tres dioses, sino un solo Dios en tres personas, "La Trinidad consubstancial". Las personas divinas no comparten la divinidad entre sí pero cada uno de ellos es completamente Dios y entero: "el padre es lo que es el hijo, el hijo lo que es el padre, el padre y el hijo lo que es el Espíritu Santo, es decir, por naturaleza un Dios." En palabras del cuarto concilio de Letrán (1215), "cada una de las personas es esa realidad suprema, la divina sustancia, esencia o naturaleza".
Las personas divinas son realmente distintas entre sí. "Dios es único pero no solitario." "Padre", "Hijo", "Espíritu Santo" no son simplemente nombres que designa las modalidades del ser divino, pues son realmente distintos entre sí: "él no es el padre que es el hijo, ni es el hijo quien es el padre ni el Espíritu Santo quien es el padre o el hijo." Son distintos uno del otro en sus relaciones de origen: "es el padre que genera, el hijo quien es engendrado, y el Espíritu Santo que procede." La unidad divina es Triuno.
Esta verdad fundamental del cristianismo nos enseña una gran lección: puede haber comunión en la diversidad! Algunos pueden decir que es muy difícil vivir con las diferencias... Si sólo el otro cambiara aquellos defectos que se nos meten bajo la piel, entonces nuestra relación sería mucho mejor! Esto es una mentira que nos ofreció nuestra naturaleza pecaminosa. Nuestro corazón nunca florecerá al enfocar en lo negativo, pero solamente cuando se ama a la persona completa. Cuando dedicamos demasiado tiempo y energía enfocándonos en lo que no podemos cambiar, nunca cosechamos lo que está verdaderamente en nuestro alcance para amar.
La expresión, “lo único que necesitamos es amor” puede ser lo equivalente a ponerse gafas de color rosa e ignorar lo que son preguntas claves.
El Amor esta profundamente arraigado en la voluntad y como según San Juan Pablo II escribió, “El decir que amas a alguien es desear que vivan para siempre”. Ya estén comprometidos o casados, cuando algo te pone de nervios, la reflección de San Juan Pablo no es fácilmente aceptada. El amor es mayor que nuestros sentimientos; es un acto de voluntad y del corazón.
Me gusta la reflección de un libro que leí hace varios años, la cual puede ser de mucha ayuda. “Lo que verdaderamente importa es en lo que elegimos a concentrar dentro de nuestro matrimonio. Si Kristen decide enfocarse en lo que falta en mi, ella va a tener la experiencia de un esposo deficiente. Si escojo enfocarme en lo que falta en Kristin, voy a recibir la experiencia de una esposa incompleta.
La calidad de nuestra relación dependerá en si somos suficientemente maduros y fieles para enfocarnos en lo que es bello, excelente, y digno de ser admirado en uno al otro. “Días a Una Vida Llena de Felicidad” por Tommy Newberry.
Que Dios los bendiga,
Padre Scott, LC
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