El matrimonio es permanente porque Dios lo estableció desde el principio. La indisolubilidad del matrimonio es por el bien del esposo y la esposa, de sus hijos y de toda la sociedad humana.
El gobierno civil, no tiene el poder para disolver un matrimonio válido aún si el matrimonio es entre no Católicos. El gobierno sólo puede disolver los aspectos civiles del matrimonio, como la propiedad de bienes, la custodia de los hijos, etc. el divorcio civil se permite en algunos países. Pero ante los ojos de Dios el matrimonio existe.
La Iglesia no tiene el poder para disolver un matrimonio válido, sacramental que ha sido consumado. Ella sólo puede declarar un matrimonio como nulo y no válido después de una investigación y de confirmar que el matrimonio no existió desde el principio. Las razones podrían ser:
La falta de consentimiento voluntario y libre.
Alguna deficiencia en la forma de celebración del matrimonio.
La presencia de impedimentos que hagan que un matrimonio no sea válido.
La declaración de nulidad (llamada anulación) es una decisión muy importante de un tribunal eclesiástico. Tiene que hacerse una investigación muy cuidadosa por parte de la Iglesia antes de llegar a una conclusión, asegurándose de que el matrimonio no se declare nulo o no válido por un error.
Estrictamente hablando, la palabra "anulación" es incorrecta porque la iglesia nunca puede anular un matrimonio válido que fue consumado. Anular significa nulificar, hacer algo nulo. La palabra "anulación" puede implicar que el contrato anulado o invalidado fue válido antes, pero éste no es el caso.
La Iglesia no puede convertir un matrimonio válido en nulo o no válido. Sin embargo, actualmente se emplea la palabra "anulación" en lugar de declaración de nulidad para referirse a que nunca hubo matrimonio. En tal caso, anulación de un matrimonio significa que un contrato matrimonial nunca existió porque no existían las condiciones necesarias.
Cuando se pide una anulación de matrimonio en el Tribunal Eclesiático ambas partes deben considerar su matrimonio como válido hasta que se declare lo contrario. Por tanto, antes de iniciar un nuevo noviazgo, pensando en una nueva unión, la unión original debe primero ser declarada nula o no válida.
La iglesia es la única autoridad que puede declarar que un matrimonio es inválido desde el principio. En otras palabras, declara que el matrimonio nunca existió aunque una o ambas partes actuaran de buena fe. Sólo si el matrimonio es declarado nulo quedan las partes libres para volver a casarse. En este caso, no hay que conceder un divorcio, sino simplemente declarar la nulidad o no existencia de un supuesto matrimonio previo.
Un matrimonio putativo es un matrimonio no válido que ha sido celebrado de buena fe por lo menos de una de las partes. Los hijos nacidos de esta unión son legítimos.
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