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Puntos para la reflexión:

El Señor se sienta como rey eterno, el Señor bendice a su pueblo con la paz, nos recuerda una de las Antífonas de la Misa.

La solemnidad de Cristo Rey es como una síntesis de toda nuestra fe.

Con ella se cierra el año litúrgico, después de haber celebrado todos los misterios de la vida del Señor y se presenta a nuestra consideración a Cristo glorioso, Rey de toda la creación y de nuestras almas.

Esta celebración ha sido instituida para mostrar a Jesús como el único soberano de una sociedad que parece querer vivir de espaldas a Dios.

En los textos de la misa de hoy se pone de manifiesto el amor de Cristo Rey, que vino a establecer su reinado, no con la fuerza de un conquistados sino con la bondad y la mansedumbre de un pastor:

Yo mismo en persona buscaré a mis ovejas… Como un pastor sigue el rastro de su rebaño cuando se encuentran las ovejas dispersas, así seguiré yo el rastro de mis ovejas; y las libraré, sacándolas de todos los lugares donde se desperdigaron el día de los nubarrones y de la oscuridad.

Con esta solicitud busca Dios a sus hijos perdidos:
Nos ha enviado a su Hijo para sanarnos y salvarnos
Nos reconcilia continuamente con su Corazón herido de amor por nosotros
Nos espera en el Santísimo Sacramento para que le adoremos.
Nos alimenta con la comunión de la misa
El reino de Jesucristo es un reino de santidad… un reino de santos
Nuestra llamada última es a llegar al Cielo.
El reino definitivo está en el Cielo cuando nos reunamos con el rey de reyes

Nuestra tarea:
Conquistar a nuestros familiares y amigos para que se unan al ejército del Rey
Hacer obras que le agraden a este rey: Vivir coherentemente, controlar la mirada, las palabras, aconsejar a tiempo, ser honrado, etc.
No nos podemos quedar con los brazos cruzados. El Rey es exigente y nos quiere completos para Él.
Es necesario que nuestro cuerpo reine para Él. Los casados deben vivir como casados, los novios como novios. Los hijos deben honrar a sus padres. Los padres amar a sus hijos.
Es necesario que nuestra alma sea suya completamente. Apartémonos de las obras del mal y de todo lo que pueda arrebatarnos la vida del Cielo.
Aspiremos a los bienes de arriba. Los pequeños detalles: maneras como respondemos a los demás, miradas, comentarios. Aprendamos a sonreir, a hablar bien de los demás, a interesarse por los problemas y vida de los otros no para chismear sino para ayudarles y orar por ellos.

La fiesta de hoy nos introduce en el Corazón de Cristo. En el Corazón del Rey clavado en la cruz y muerto por nosotros.
Apresurémonos para morir dia a dia por este Rey que lo merece todo. Aprendamos a decir que “no” a lo que nos aparta de Él y “si” a todo lo que nos una más a Él.

Hoy el obispo de Arlington en Virginia, Paul Loverde, ha consagrado la diócesis al Corazón de Jesús. Hoy consagraremos nuestra parroquia al mismo Corazón dulce de Jesús.
Así que invito a todas las familias a consagrarse a este Corazón del Rey que nos conduce a la Pascua eterna donde no habrá llanto ni dolor sino santidad y paz por toda la eternidad.