Una Carta para “Papá” Muchos países en el mundo celebran el Día del Padre, la fecha varía de país a país y pronto será el festejo en muchos de los países que han escogido el tercer domingo del mes de junio para conmemorar a los papás como México, Estados Unidos, Argentina, Canadá, Francia, Japón, Colombia, Sudáfrica, Grecia, Chile, Perú, Cuba, India, entre otros; por lo que quiero contarte la bella experiencia de la paternidad y de cómo marca el corazón de una persona desde que nace hasta la eternidad.
Primero, lo primero…
Hola Papá quiero hoy decirte cuanto te quiero y cuanto significas para mí, cada día que pasa voy creciendo y me voy dando cuenta de la gran persona que eres, no solo en estatura, sino en el corazón.
¡Qué barbaridad! Como pasa el tiempo… Pienso uno a uno los momentos que forjaron nuestra hermosa relación… Papá gracias por darme la vida, por ser mi héroe, mi ejemplo, mi impulso para llegar a ser quien soy y con tu ternura y elegancia mostrarme día a día que hay que esforzarse para cumplir con nuestro deber… ¿Recuerdas? Lo rezábamos todos los días juntos y ahora también, sólo que tú con mamá y yo, con tu nieta…
Tú, Papá…
Eres para mi tan especial, tanto, que sabiendo que como hija la familia no se escoge, yo te hubiese escogido a ti para que fueras mi Papá.
Hoy, quiero decirte que gracias a que estuviste al lado de mamá, amándola y respetándola siempre, dándole su lugar, buscando su bien ser y bien estar; me enseñaste a amar a mí y a mis hermanos también. Valoro mucho cada día y cada recuerdo… Tu ejemplo de laboriosidad y de responsabilidad al realizar cada día incansablemente tu trabajo cuando salías temprano de casa y a la vez, la seguridad de verte cada tarde después del colegio cuando comíamos todos juntos, reunidos, pues la hora de la comida era “La hora de la comida” y significaba casi un delito no estar presente o incluso contestar el teléfono…
“Hacer Familia”, tu labor
Muchos creerían que la frase anterior se referiría a la labor de una mujer. Hoy quiero decir orgullosamente que no sólo le pertenece a la mujer. El hombre es indispensable en el hogar, es pieza fundamental y forma junto con ella, una unidad única, insustituible que sirve de columna vertebral que sostiene a los miembros, para que la “Familia” cumpla su misión.
Una labor muy difícil pero hermosa que has compartido con mamá… Los Domingos ir a Misa en “Familia”, pasar el día en “Familia”, los cumpleaños en casa para estar con la “Familia”, reunir a los tíos y visitar a los abuelos porque son de la “Familia”. Siempre la “Familia”… Antes sólo lo disfrutaba, hoy lo valoro, lo agradezco y lo entiendo… porque estabas haciendo “Familia” y enseñándonos que es realmente la célula viva de la sociedad y que no es como a cada quien se le ocurra inventarla; si no que hay que formarla de acuerdo a su único modo de ser, constituida por papá, mamá y los hijos.
Nos enseñaste que es el lugar donde somos realmente aceptados, valorados y amados por quienes somos antes que por cualquier otra cosa. Gracias porque la “Familia” fue y es nuestro refugio y nuestro lugar en el mundo; donde aprendimos lo más importante de la vida para mostrarlo después fundando nuestro hogar haciendo nuestra propia “Familia” de acuerdo a los valores y principios sólidos que nos dan una identidad propia y única de personas humanas en todo el sentido de la palabra.
El mundo veré como tú, te comprenderé…
Eso me decías a mi corta edad, cuando yo no entendía muchas decisiones, pero me enseñaste a obedecer y a confiar… A renunciar a ciertas cosas para ahora ser mejor, a confiar en que tus “no” eran los límites que me señalaron el camino que conducía a la dicha verdadera para que cada uno en casa se construyera a sí mismo de acuerdo a los valores más excelsos y descubriera la verdadera felicidad.
Al crecer, el mundo veo como tú, te comprendo y te agradezco lo que hiciste por mí y por mis hermanos, por lo que haces cada día, porque después de tantos desvelos y acompañamiento, soy quien soy y tengo un agradecimiento y amor infinito por ti.
Siempre con un libro
Sentado en un sillón reclinable, escuchando música clásica, una copa de vino tinto y un poco de queso, leyendo un buen libro ¡Ah, eso es vida! Decías y dices tú... Pero no cualquier libro, un libro seleccionado especialmente por el tema y por el autor; así, me fuiste introduciendo en el mundo de la lectura, primero fábulas, luego reflexiones de autores como Michel Quoist, Emma Godoy y otros; que encantada de imitarte, leía y que sin saberlo eran escogidos por ti con amor para mi, para formar mi persona en lo humano y trascendente… Hoy, todavía tengo esos libros y entre muchos otros, la recomendación hoy es C. S. Lewis ¿Verdad Papá?
Con ese tipo de lecturas no es de extrañar que me fuera interesando el fascinante mundo de la Persona Humana, varias veces repasé que ésta es una unidad de cuerpo y alma compuesta por varias dimensiones… Y ahora es momento de aplicar esos conocimientos y adentrarnos a un análisis al respecto, enfocado a la persona de Papá.
Físicamente Papá
Eres muy fuerte, alto, desde pequeña yo te veía enorme y desde entonces pienso que todo lo puedes y que me protegerás ante cualquier peligro dando cada día tu mayor esfuerzo, cada día dando la vida por mí, mostrándome que para forjarme de acuerdo a mi naturaleza no debo dejarme llevar por mi comodidad o mis instintos sino encaminarlos con la luz de la inteligencia y la voluntad.
Emocionalmente Papi
Eres entero, yo te veo centrado en la realidad, aceptando la vida como es. Ecuánime, vas por la vida sin dejarte vencer, sin dejarte arrastrar, siempre al mando de ti mismo, sabiendo hacia dónde vas, me guiaste y lo sigues haciendo; me enseñaste a madurar para no perderme en un mundo donde todo me invita a claudicar en la batalla más importante de la vida, para que yo pueda ganar y comportarme de acuerdo a mi dignidad.
Socialmente Papito
Eres muy buen amigo, te veo siempre dispuesto a ayudar a quien lo necesita, comprometido con cada ser humano que te ha abierto su corazón. Luchando incansablemente para que el mundo que te rodea y que me rodea sea un mundo más humano, más bueno, más amable. Te involucras y participas para que no haya injusticias, ni maldad.
Intelectualmente Pa
Eres súper inteligente, no se te va una, mucho de lo que yo no sé, tú lo sabes, eres como mi gran enciclopedia personal, con un toque único: Siempre en la búsqueda y en la defensa de la Verdad… Gracias por mostrarme que sólo hay una Verdad, una realidad y que buscarla y vivir de acuerdo a esta me hará Libre. Moralmente Papá Eres intachable, tienes principios sólidos y valores que te hacen ser quien eres; yo te veo incorruptible, incapaz de mentir, de lastimar, de traicionar… Gracias por enseñarme a no conformarme hasta encontrar el Bien Mayor, gracias por formar mi conciencia y mostrarme con tu vida, con tu ejemplo que debo distinguir y descartar el mal, y elegir el mayor entre todos los bienes…Gracias Pa, porque yo: “No me confundo”.
Espiritualmente Papacito
Eres un hombre de Dios, ese letrerito en tu buró dedicado a Dios sobre el despertador que dice “Te Serviré” ha quedado grabado en mi mente y en mi corazón. Gracias por ser mi ejemplo de hijo, obediente, bueno, recto, con tus ojos puestos en el Cielo. Gracias por enseñarme a rezar, a abandonarme en los brazos del Padre Amoroso, gracias por mostrarme que el único camino que me dará la felicidad tan anhelada es El, gracias por ayudarme a descubrirlo y a amarlo por sobre todas las cosas… Ahora, terminado este recorrido, sólo quiero decirte que al leer esto, quizás derramaste algunas lagrimillas discretamente… Tan bueno, tan grande, tan noble, así eres TU y mi amor por ti es, no sólo infinito como escribí en párrafos anteriores, sino eterno.
Estaremos siempre juntos todo el tiempo sin final…
Porque me enseñaste que existe la eternidad, aquí en la tierra siempre estaremos juntos, acompañándonos y cuando Dios nos llame, me apartarás un lugar o te lo apartaré yo, porque nunca claudicaré en tu enseñanza más importante: Lucharé por conocer y hacer Su Voluntad (¿Te suena conocido…?) Así estaremos siempre juntos por toda la eternidad.
¡Gracias Papá!
¡Te Amo, Te Amo Mucho!
PD. Aquí termina la carta para mi Papá. Si tú, Apreciable Lector, no eres mi Papá, trata de ser un Papá así, imprimiéndole obviamente tu personalidad. Te aseguro que tu esposa y sobretodo tus hijos serán felices, te lo agradecerán y habrás apartado también tu lugar… Allá arriba, en el Cielo.
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