Recibí una invitación por correo después de año nuevo. Estaba en un sobre muy elegante de satén negro con una cinta de terciopelo negro. No había ninguna dirección del remitente, solamente el nombre de uno de mis amigas en escritura elegante. Ansiosamente abrí el sobre y una tarjeta de devolución se cayo y leí lo siguiente "Está cordialmente invitada para asistir a nuestra primera fiesta anual de No-San Valentín.
Adentro estaba una breve carta explicando que todas nosotras, las chicas solteras, necesitábamos juntarnos contra esta fiesta tan comercializada, vestirnos de negro en solidaridad y disfrutar de nuestra soltería con cócteles y abrazar la libertad de no ser encadenadas por el amor. El amor es una ilusión que no existe salvo en películas y en lugar de pasar el noche sola en casa, unirse con nosotras para celebrar no estar enamorada. Esta fue una invitación para cambiar mi opinión sobre el amor.
Mi emoción al abrir el sobre fue reemplazada con una fría sensación de tristeza y una pizca de enojado. ¿Cómo podría, posiblemente creer que el amor era solo una ilusión? ¿Por qué celebrar no estar enamorada? Es realmente cómo mi amiga se siente o fue un intento desesperado para cubrir un dolor muy arraigado en la ausencia de esperanza.
Tire la invitación a la basura y resolví inmediatamente no quedarme en casa, sino celebrar el día de San Valentín ese año a mi modo. Ordené flores y dulces y hice una reservación en uno de los restaurantes más elegantes de la ciudad. Incluso compre un nuevo vestido rojo.
En la mañana del día de San Valentín hice el largo viaje de cuatro horas por coche a través del estado a casa de mis padres y mi presencia fue una completa sorpresa. La cara de mi madre mostró claramente que estaba encantada de verme y mi papá me dio uno de sus famosos abrazos de oso. Mamá acepto el ramo de rosas y mi papá se complació con los chocolates. Mis padres no habían formalmente celebrado este día de fiesta en años, pero esa noche los tres fuimos a cenar y disfrutamos el día de San Valentín juntos. Disfrutamos el regalo de amor familiar.
Esa noche fue una noche de recuerdo atesorado en mi corazón. Mis padres disfrutaron de la sorpresa, pero fui yo quien consiguió el milagro de San Valentín ese año. Más adelante en el otoño, fui bendecida con conocer a mi futuro esposo y un poco después nos comprometimos.
El sobre negro de satén con la invitación para cambiar mi opinión sobre el amor cambió mi vida. De hecho, cambié mi punto de vista. Ya no temía el día de San Valentín porque no tenia amor romántico en mi vida, preferí abrazar la oportunidad de celebrar con las dos personas que me amaban lo más en el mundo.
Nunca me rendí en contra del amor, pero en lugar mantuve mi corazón abierto para apreciar la belleza de este regalo del Señor. Tal vez fue esta nueva visión sobre el amor que abrió mi corazón para encontrar al que pronto seria mi esposo.
Regalo de hoy para tu alma - el amor no es una ilusión. Es el regalo más grande del mundo y es solamente en el dar que recibimos. Comparte tu amor incondicionalmente. Se la respuesta a la oración de alguien y sorprenderlos con tu amor.
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